La sangre de un Habsburgo derramada en las calles de Bosnia propició la caída de los
imperios, el enfrentamiento de las naciones, la enemistad de los pueblos, la destrucción
de los recursos, el odio de los hermanos, la lucha de clases, el desmembramiento de
países, el encumbramiento de dictadores, el genocidio de judíos, la quema de libros, la
aniquilación de la masas y la explosión de los núcleos atómicos para masacrar inocentes.
De qué sirve tanto progreso si no pudimos evitar el apocalipsis.
La razón nos llevó a la más terrible de las locuras. La razón no es compasiva, y la
compasión es el único camino para llegar al futuro.
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