A mis más de cincuenta años me he dado cuenta. Sí, he sido muy torpe. Torpe, conformista, codescendiente, irresponsable... con el conocimiento y la cultura. Ha tenido que llegar una pandemia y un confinamiento de cuatro meses para ser consciente de mi ignorancia, aunque en mi defensa diré que ya sospechaba yo que tenía que hacer algo para entender la realidad en la que vivimos. Y ha sido desde tiempos del confinamiento hasta ahora que llevo "despertando" de ese largo letargo cultural del que me alegro llevo escapando desde hace dos años. Dicen que más vale tarde que nunca, y que no hay más ciego que el que no quiere ver, pues bien, ¡veamos!